Ella
es luz en mis caminos, estrella en mi existir,
ella
me cuida, me guarda, me guía;
a
veces me pregunto,
¿cuánto
amor puede albergar un corazón?
¿Cuánto
amor posee una madre?
Pero
su amor no tiene fin, pues su amor es eterno...
Ella
es todo para mí,
tierna,
dulce y misteriosa;
en
su interior, ella guarda tantas cosas...
Un
sin fin de secretos, un sin fin de enseñanzas;
de
ella nace la sabiduría,
pues
es la sapiencia hecha mujer, la sapiencia hecha vida;
Sin
ella, ¿¡qué sería de mi!?
A
veces, prefiero enmudecer y no pensar...
Ella
es mi madre,
un
ser dulce, un corazón fuerte; sin ella...
Yo
no sería nada, solo escombros,
polvo
y madera,
pues
ella, formó mis manos y me brindo la vida,
ella,
tejió mi alma, y me dio su fuerza,
ella,
me brindo sus ojos, y me enseñó a caminar,
ella,
me hizo bueno, me hizo noble...
Ella
es todo para mí, mi fiel amiga,
mi
más leal compañera, ella es mi madre,
aquella
mujer que me brindó el amor más puro,
el
amor más sincero;
ella
es una plegaria, una hermosa oración;
dulce
fragancia, aroma de rosas,
aroma
de amor...
Solamente
le pido a Dios, que nunca me faltes madre mía,
que
nunca te apartes de mí,
porque
sin ti, qué sería de mí;
sin
ti nada en esta vida sería los mismo,
sin
ti moriría de pena,
sin
ti se apagaría una estrella,
sin
ti yo no sé...
Autor
del escrito: Dante Moshue Díaz Linares
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